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viernes, 28 de diciembre de 2012

LOS ULTIMOS DIAS DE LA CONCIENCIA (Cuento)

Lunes 24 de Diciembre, 20:15 horas.


Jennie se asoma por la puerta para despedirse. Me mira preocupada. Pareciese pensar en algo y me recuerda no olvidar el regalo que le había comprado a mi esposa por navidad. Sonríe pícaramente y me hace un guiño sugerente y se va, cerrando la puerta tras ella.

No puedo evitar reírme de su gesto y la vez un frio recuerdo empieza a escalar lentamente por mi espalda. Es una chica eficiente, muy empeñosa y dedicada, siempre dispuesta a darlo todo por superarse.

Trato por unos segundos de mantener esa idea. Sin embargo, mi memoria me traiciona trayendo a mi mente los recuerdos de aquella conferencia en Colombia a la asistimos por dos semanas. Me recuesto en el sillón y estiro los brazos para desperezarme, tratando de relajarme y recuperar el tren de pensamiento en el que estaba dando vueltas.

Miro hacia mi escritorio y me asalta la mirada de mi esposa en un marco plateado, sonriente, tan dulce pero con esa mirada que te hace imaginar que sabe absolutamente todo lo que podrías estar pensando. A veces me pone nervioso….me hace sentir culpable.

Me cubro el rostro con ambas manos y me froto suavemente los ojos con la esperanza de aclarar mi cabeza y tratar de entender lo sucedido.

Su nombre era Erkin Glenoe, según la policía, no existen antecedentes o registros que den pista de su paradero actual, ni referencia alguna de algún familiar. Por su aspecto, no pareciese ser de por aquí, ni siquiera de este país. Incluso tomando en cuenta lo opinión profesional de mis colegas, posiblemente ni sea de este planeta.

Su caso me llamó la atención desde un principio. Fue traído al hospital muy herido, consecuencia de un grupo de jóvenes que al parecer lo atacaron violentamente sin razón alguna. La policía intervino, alertada por los vecinos de la zona, rescatando al sujeto y trayéndolo de inmediato dada la aparente gravedad en la que se encontraba.

Recuerdo que era la noche del martes 11, me encontraba saliendo del hospital después de un día muy cansado de sesiones aburridas y monótonas; llenando reportes, preparando los informes para la junta médica y actualizando la base de datos de mis pacientes. Ese día en particular había decido bajar por las escaleras, con la finalidad de poder despejarme un poco, estirar algo las piernas. Al llegar al primer piso tome el corredor que lleva a la sala de emergencias. Fue en ese momento cuando escuche el alboroto. Al acercarme, uno de los enfermeros se encontraba inconsciente en el suelo mientras los guardias de seguridad tenían sus armas desenfundadas apuntando hacia algún lugar que no me era aún visible en la sala. Conforme me fui acercando, un sujeto cuyo rostro se encontraba cubierto en sangre, había logrado atrapar a la interna que lo estaba atendiendo, sujetándola por el cuello con una de las correas que usamos para asegurar los tanques de oxigeno, resguardándose detrás de ella.

Me acerque lentamente y les pedí calma a todos. Le indique a los agentes que bajasen sus armas y me dirigí hacia el sujeto. Le pedí que la soltara que nadie pensaba hacerle daño y que estábamos aquí para ayudarle, que no representábamos ninguna amenaza.

Levante los brazos para mostrar que no llevaba oculto nada y empecé lentamente a acercarme, pidiéndole que soltase a la doctora, quien ya empezaba a tomar una tonalidad morada en el rostro.

El gritaba que no quería estar aquí, que nada de esto era su culpa y que quería simplemente irse lejos de este lugar. Tenía cosas muy importantes que hacer y no tenía la intención de permanecer aquí más tiempo.

- Nadie quiere hacerte daño y es más que seguro que no quieres hacerle daño a nadie. Seamos justos, estamos tratando de ayudarte, mírate, estas herido, las personas que ves aquí han tratado de curar tus heridas y por alguna razón has reaccionado de forma violenta. Entiendo que estés confundido, alterado y asustado, pero no somos tus enemigos, queremos ayudarte y tu conducta está evitando que podamos hacerlo. Déjanos hacer nuestro trabajo, déjanos ayudarte. –

Seguía atentamente con la mirada el movimiento de los agentes y luego me miró a mí. Liberó a la doctora e inmediatamente me puse al medio, entre él y los agentes. Uno para ayudar a la joven e inconsciente colega y otro para evitar que los agentes se lanzasen contra él, que era lo que estaban esperando hacer ni bien la soltase.

- Déjenmelo a mí, yo me hago cargo. Ayuden a la doctora y al enfermero.-

Me acerque a él, invitándolo a que se sentase en una de las camillas. Al revisarlo, me di cuenta que tenía un brazo roto, unas costillas fracturadas, varias cortes en el rostro y el resto del cuerpo. Tenía que mandarlo a que le realicen exámenes para asegurarme que no tuviesen hemorragias internas. Dadas las circunstancias, ninguno de los presentes deseaba acercarse mucho a él. Era comprensible.

Me asegure que se le realizasen los exámenes correspondientes y gestioné se le internase para mantenerlo controlado. Debido al daño que había recibido no podía soltarlo a la calle nuevamente hasta no tener la seguridad de que estuviese mejor y más aún, no exponer a nadie ante algún otro episodio psicótico.

Al día siguiente, llegue cansado después de haber tenido una mala noche. Todo el jaleo que se armó en el hospital esa noche, solo era el preludio a lo que se desató en mi departamento por haber llegado tarde y arruinado la velada de aniversario con mi esposa. Es extraño como hay personas que no pueden ser capaces de separar los intereses personales de situaciones de mayor responsabilidad moral y ética. Tal vez, simplemente sea yo el que no entienda.

Jennie me recibió con una sonrisa maravillosa ese día y me dio la agenda que teníamos para ese día. Así mismo, me hizo entrega del expediente de Glenoe. Mi diagnostico inicial estaba muy próximo a los resultados obtenidos. El reporte de la enfermera de noche indicaba que el paciente había pasado la noche hablando en la oscuridad y exigiendo que lo dejasen ir. Hubo momentos en los que aparentemente trató de ponerse en pie pero se desplomó al suelo, teniendo que revisar que las suturas y demás acoples no se hayan roto. Me asustó un poco la idea de pensar en lo que hubiese sido capaz de no haberlo mantenido sedado.

Cancelé todas mis citas ese día y decidí ir a verlo. Por alguna razón me sentía curioso respecto a su caso. Al llegar me indicaron que había sido trasladado de la habitación 211-2 a la 231-2. La primera, era una habitación compartida, en la que se ubican cuatro pacientes separados por una cortina de tal forma que les da algo de privacidad. Glenoe, fue ubicado en la última cama al lado de la ventana que daba hacia la calle. Las personas con las que compartía la habitación indicaron que durante la noche se le escuchaba decir cosas muy extrañas y desagradables llenas de violencia, muerte y destrucción. Incluso hubo momentos en los que pensaron que estaba hablando con alguien, como reprochándole el porqué de su situación actual. Las enfermeras se acercaron varias veces llamados por ellos. Al llegar ahí, para su sorpresa, el sujeto se encontraba inconsciente efecto de las drogas administradas.

La otra habitación estaba disponible. Era utilizada para la atención de un solo paciente que requiriese un tratamiento más complejo. Dada las circunstancias y que estaba vacía, tuvimos que dejarlo ahí por unos días. Durante ese tiempo, me dedique a investigar acerca de su situación actual y pasada. Empecé a entrevistarme con él con la finalidad de poder descubrir el misterio del mal que lo aquejaba.

Le realicé una serie de exámenes para medir su condición mental. Al principio estaba renuente a realizarlas y se rehusaba a colaborar o a entablar conversación conmigo. Con un poco de paciencia e insistencia, logré convencerlo.

Los resultados fueron sorprendentes. Podría decir que esta persona estaba completamente sana, cuerda y hasta que se trataba de un genio. Sin embargo, su condición por alguna razón iba empeorando conforme pasaban los días. La noche del 21 me llamó del hospital una enfermera indicándome que el paciente había perdido el control y estaba teniendo otro episodio, destruyendo el mobiliario y atacando a las enfermeras.

Salí de inmediato hacia el hospital. Eran las 19:47 cuando entre en la habitación y encontré a Erkin Glenoe, semidesnudo, encogido en una esquina de la habitación, con el soporte de metal para las bolsas de medicación sacudiéndola como si tratase de defenderse de algo.

Trate de hacerlo entrar en razón, pero era imposible. No me quiso escuchar, poniéndose en pie y corriendo por la habitación hasta el otro extremo adoptando la misma posición en esa esquina. Su rostro era la viva expresión de una mente que estuviese atravesando por un terrible estrés, pudiendo asegurar que se encontraba absolutamente aterrado.

Me acerque y le hable lo más razonable que me fue posible, pidiéndole que me explique que era aquello que lo aquejaba y a que le tenía tanto miedo.

Se descubrió la cara mirándome con lágrimas en los ojos y su nariz chorreante en fluidos. Con voz entrecortada atino a decirme:

- El mundo…el mundo está llegando a su fin…-

Pensé por unos segundos en lo que decía y fue cuando caí en la cuenta de la fecha. Ahora entendía todo. El pobre hombre estaba aterrado por la supuesta profecía que hacía referencia a este día.

Trate de explicarle que todo eso era idea de un colectivo ocioso que solo buscaba llamar la atención para darle un valor a sus inútiles vidas, sin medir las consecuencias del pánico infundado que causasen en parte de la población, de aquellos que les prestan atención.

- No existe prueba científica que demuestre que algo malo vaya a suceder en nuestro planeta, solo está comprobado que nosotros mismos somos, como especie “dominante” que somos, estamos causando su degradación. Eso de por sí, si no lo corregimos y solucionamos, eventualmente traerá inevitablemente la extinción de la humanidad como la conocemos.

Voy a permanecer con usted durante esta noche para demostrarle que no hay nada que temer y verá que mañana todo seguirá normal, la vida todavía continuará y el mundo seguirá girando.-

Percibí un atisbo de agradecimiento en su mirada, pero no dejó la posición en la que se encontraba. Así que me acomode a un lado y decidí pasar la noche en esa habitación haciéndole compañía.

///

A la mañana siguiente, Erkin se encontraba en la misma esquina en la que se ubicó, pareciese como si no se hubiese movido durante toda la noche. Al menos desde el momento en que me quedé dormido.

Me puse en pie y me acerque para despertarlo. Mostrarle que el mundo seguía y nada apocalíptico había sucedido.

Lo primero que hizo fue mirarme, asombrado, que estuviese ahí delante de él, como si no esperase llegar a ver este día. Lo ayude a pararse y le invite a acompañarme para dar una caminata por el hospital. Salimos hacia los jardines. El sol brillaba desde muy temprano en lo alto sobre un cielo despejado. No era necesario ser meteorólogo para darse cuenta que hoy haría calor, augurando un día maravilloso.

Me quede mirándolo como caminaba temerosamente, incrédulo de lo que estaba viviendo en ese momento. Se acercó a los arbustos, los árboles y vio a las personas que empezaban a circular por la zona dirigiéndose a realizar sus labores del día.

- No ha sucedido nada, todo está bien. Seguimos aquí. – Le dije esperando alguna respuesta afirmativa de su parte lo cual me demostraría un avance en su mejoría. Me miró, y en su mirada humedecida se proyectaba las primeras señales de recuperación.

Ese día lo pasamos conversando. Me empezó a explicar de su vida, su historia y muchas otras cosas que hicieron de esta una conversación bastante peculiar. Me dio la impresión de que me estuviese contando muchas cosas para una sola persona y en cierta manera toda una serie de desventuras por las que había pasado, una vida que parecía demasiado larga. Y en un punto de su relato, por extraño que pueda sonar, sentía como si estuviese contándome parte de mi vida, puntos que hasta ahora se me hacen difíciles de conciliar.

Me encargue que le asignaran una habitación para que nuestro paciente se sintiera más cómodo y ayudase a acelerar su recuperación. Y realmente se recuperaba, dado que para las 15:00 horas ya hablaba tan lucidamente que dejaba en un lejano recuerdo su conducta de los últimos días.

Quede en reunirme nuevamente con él el día lunes para continuar evaluando su situación y definir la siguiente etapa en su tratamiento.

El día de hoy, lunes 24, recibí la noticia al llegar al hospital. Erkin Glenoe había desaparecido. Me dijeron que estuvieron tratando de comunicarse conmigo, pero que no hubo forma, mi móvil y fijo sonaba como fuera de servicio.

No hubo señal alguna en su conducta que hiciese sospechar lo que estuviese por hacer.

Al llegar a su habitación, la policía se encontraba realizando las investigaciones del caso. Me pidieron reunirse conmigo y pase el resto del día dando explicaciones y mostrando todo el tratamiento que se le realizó durante los días que estuvo internado.

Me encuentro exhausto y muy decepcionado. Las últimas dos horas me las he pasado en mi oficina recostado en el mueble en una especie de trance tratando de entender lo que había sucedido, buscando alguna razón o explicación. Es en ese momento que escucho un pitido largo y agudo, que se repite cada cinco segundos. Me siento y empiezo a pensar de qué se puede tratar. Al seguirle el rastro me doy con la sorpresa que mi laptop se encontraba en el suelo debajo de un mueble. Se encontraba muy dañada, como si hubiese sido golpeada varias veces contra algo. El pitido que escuchaba era la alarma de batería baja. Al abrir la cubierta, me doy con la sorpresa que en la pantalla se encontraba una ventana activa del reproductor de video y en ella, la imagen de Erkin Glenoe sentado en frente, en mi escritorio. Busque el cargador, limpie la pantalla lo mejor que pude. Se encontraba rajada, pero me permitiría poder ver lo suficiente para visualizar el video. Me senté y con un nudo en la garganta presione Reproducir.

- Doctor, lamento no poder estar ahí presente. Como le dije desde la primera vez que nos conocimos, tengo cosas muy importantes que hacer y no podía perder el tiempo. El final está próximo. Sin embargo, su buena fe me dio un cierto sentido de esperanza, haciéndome pensar que realmente estaba equivocado, que todo era idea de mi mente desequilibrada. Créame que roge al cielo mismo que de eso se tratase, me aferre firmemente a ese pensamiento suyo para seguir adelante. Más aún, al ver que nada sucedió el día 21, mi corazón se hinchó de alegría, me era imposible creerlo, llore de felicidad pensando que todo había sido solo un mal sueño… – Se ve una serie de destellos amarillo, naranja y rojo provenientes de la ventana. – Ese día me dedique a recuperar un tiempo valioso y conectarme con el mundo, con las personas, con usted. Ese día fui feliz después de mucho tiempo. Sin embargo, esa felicidad no estaba destinada a durar. Al día siguiente, después de pasar un día tranquilo, decidí dedicar ese tiempo en las cosas banales que me eran permitidas, y cuando más tranquilo me encontraba fue que todo comenzó. La tierra empezó a temblar y las luces en el cielo daban muestra del inexorable destino nos había alcanzado. Entonces entendí que habíamos cometido un terrible error. Un error de interpretación, un error de cálculo. El mundo tal como lo conocemos, estaría llegando a su fin hoy. Tal vez usted no se dé cuenta, tal vez el resto del mundo no lo haya percibido, pero así es, es una realidad, es mi realidad y es la de muchos otros. – Se oye un gran estruendo de fondo y todo parece sacudirse violentamente haciendo que Erkin caiga del asiento. Se pone en pie con dificultad y prosigue mientras toda la escena continúa vibrando. – Estoy cansado de esto, pero por muy increíble que suene esto es lo que me sucede, este es el mal que me aqueja y el motivo por el cual no podía decirle nada, es mi maldición, estoy condenado a ver como el mundo se destruye una y otra vez de diferentes formas y bajo diferentes conceptos; y no lo puedo evitar. No puedo salvarlo. Créame doctor cuando le digo que el mundo ha llegado a su fin muchas veces en lo que va de los últimos tres siglos. Y la mayor cantidad de veces ha sucedido en lo que va de este último siglo. Nadie toma en serio un mensaje ni mucho menos el contenido que este trae. Fiestas, bromas, celebraciones, aceptación de la inutilidad de enfrentarse al destino. Y cada vez que es destruido, ¿qué sucede?, ¡Nada!, todo vuelve a la normalidad, como si nunca hubiese pasado nada y todo quedó en el olvido o como un mito o leyenda... – Se empiezan a escuchar gritos de muchas personas a este punto, tan fuertes y terribles que se hace difícil escuchar lo que Erkin dice, teniendo que acercarse a la pantalla – Hay muchas de esas historias que quedan registradas en la mente de muchas personas, como si se tratase de un terrible sueño o una idea perturbadora en la mente de aquellos que no están en su sano juicio, o en algunos casos en aquellos que intentan escribir por su cuenta como si de una idea novedosa se tratase. Todo se traduce a una gran historia de ficción. Es parte de la gran ironía. Una de las más populares y aceptadas historias se encuentra en el libro más conocido y distribuido de todos los tiempos, haga memoria doctor, no la recuerda, ¿verdad? Todo empezó con un anciano pastor al que consideraron loco por querer crear un arca… – Se escucha una gran explosión. La laptop que utilizaba al parecer sale volando, todo se pone borroso por unos minutos mientras el ruido de la gran catástrofe continua. La voz de Erkin se escucha con dificultad, pareciese estar herido. – Tal vez sea solo una persona o miles o millones, pero nadie nunca presta atención al mensaje, la sociedad se ha vuelto más cínica y descarada, la vida cada vez es menos importante para lo que deparará el futuro sino para lo que te parezca el ahora, lo que uno mismo hace sin medir las consecuencias. Son tiempos de caos civilizado. Sálvese doctor, haga que su vida sea una que valga la pena hasta antes de la próxima y definitiva destruc….- un terrible ruido ensordecedor de grandes cantidades de piedra corta sus palabras y termina la grabación de forma abrupta.

Inmediatamente después la laptop que tenía frente a mi empezó a soltar chispas y humo, encendiéndose. Salí corriendo a traer el extintor para sofocar el fuego. Logré controlarlo.

No estoy seguro que clase de broma pueda haber sido esta, o si realmente se tratase de una, pero después de ver esto, me voy dando cuenta de que este hombre, Erkin Glenoe, posiblemente no estaba loco, sino posiblemente pueda haber sido la persona más cuerda que he conocido últimamente y estaba motivado por una misión superior, dar a conocer una verdad tan tangible y real que nadie quiere verla o simplemente deciden ignorarla. Dar un mensaje. Algunas cosas no fluyen de la forma que pensamos y vivimos con una venda de seda en los ojos por un camino que deseamos sea como mejor nos parezca. Vivir el ahora no te asegura que exista un mañana por el que preocuparse después.

Clínicamente, creo que estoy perdiendo el juicio…

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