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sábado, 11 de agosto de 2012

DÉJÀ VU (Cuento)

Se despertó abruptamente y se puso en pie de un salto dirigiéndose rápidamente a su escritorio, golpeándose con su mesita de noche, de la cual cayó el puñal que compró hace algún tiempo para su seguridad. Encendió la computadora e inicio el procesador de textos. Hace tiempo que no tenía una idea interesante que escribir desde su última publicación.

Se tomó el resto de la noche, fue una historia extensa y enredada. Y en la prisa de no olvidarse los detalles, los escribió a lápiz en un papel para no perder la esencia de su sueño.

Una vez terminado, decidió descansar y tomar un par de días antes de presentarlo para su publicación. Necesitaba el dinero.

El jueves se presentó y entregó el borrador a la editorial. Se lo recibieron como siempre con gusto y le indicaron que lo llamarían para coordinar los detalles.

Esperó en casa pero no lo llamaban. Decidió llamar y la sorpresa fue terrible. Alguien más había presentado un relato muy parecido al suyo días antes. Se podría decir que era casi igual. ¡No podía ser!

Exigió le dieran los detalles de la persona, pero su política era no revelar la identidad de sus colaboradores.

Sabía cuál era la rutina que se seguía, así que decidió esperar hasta el día en que tenían que hacer el pago. Fue cuando dio con él. Lo siguió hasta un lugar donde podía desenmascararlo y enfrentarlo.

Fue en aquel callejón oscuro en que lo abordó. Su inconsciente le susurraba que algo extraño sucedía. Una sensación muy intensa. El sujeto llevaba una capucha que ocultaba su rostro.

Se le acercó por detrás, tomándolo por el hombro izquierdo haciéndolo girar para encararlo. Al descubrirse se dio cuenta que lo conocía, sabia quien era, pero nunca lo había conocido en persona, solo… en su sueño. Aquel sueño del cual escribió la historia por la que está en esta situación.

Él sacó el puñal que tenía oculto. Su enemigo sacó el revólver del bolsillo de su chaqueta. Todo estaba sucediendo tal cual el sueño. Y así empezó la lucha.

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Se despertó abruptamente y se puso en pie de un salto dirigiéndose rápidamente a su escritorio, golpeándose con su mesita de noche, de la cual cayó el revólver que compró hace algún tiempo para su seguridad. Encendió la computadora e inicio el procesador de textos. Hace tiempo que no tenía una idea interesante que escribir desde su última publicación.

Se tomó el resto de la noche, fue una historia extensa y enredada, pero se le hizo muy extraña. Y en la prisa de no olvidarse los detalles, los escribió a lápiz en un papel para no perder la esencia de su sueño. Aquel extraño sueño del cual tenía la sensación de haberlo tenido en ocasiones anteriores.

Esa sensación de Déjà vu demasiado intensa.

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