Despertó sobresaltado en su habitación, la cual le habían ofrecido en la casa de invitados de los Ricci. Se encontraba tal cual como recordaba antes de haberse acostado. Un ruido llamó su atención y notó una sombra moverse en la oscuridad para ponerse delante suyo.
- No imaginé encontrarte en este lugar. No puedo dejarte solo por un momento sin que te metas en problemas, muchacho. – aquella voz rasposa y ese tono burlón era inconfundible.
Skypper “Skyp” Redthorne, el viejo Halfling que lo tomó bajo su tutela durante sus primeros años en las calles de Levkarest, alguien en quien aprendió a confiar sus alocados sueños de poder. Era líder de una pequeña banda llamada el Racimo, un grupo de bribones que se ganaban la vida con trabajos particulares, que otros grupos no aceptaban. Con el tiempo Marek decidió seguir su propio camino, separándose del grupo en buenos términos.
Encendió un fósforo para llevarlo su alargada y bien cuidada pipa de brezo, dándole unas caladas rápidas. La trémula luz iluminó por un instante su rostro, vislumbrando los golpes que le habían propinado.
Skyp le contó en breve que había estado siguiendo las actividades de los Ricci por algun tiempo, desde la pequeña maniobra que hicieron con las joyas "perdidas" durante los amoríos de Fiorentine, la hija de Vito; especialmente dado que su contratista, en ese entonces, tenía negocios pendientes que resolver con ellos. Como bien se sabía, muchas familias nobles mantenían muy de cerca a sus "competidores".
Los Ricci buscan tenazmente en convertirse formalmente en una institución bancaria, lo cual le generaría un ingreso mucho mayor a su patrimonio actual y elevando a su familia a un nuevo nivel. Era sabido que sus intereses se habían diversificados apuntando a varios negocios, pero a su vez, se rumoreaba que habían recurrido a uno de los negocios más peligrosos que existían, la guerra.
Con el tratado de las cuatro torres en vigencia, muchos de los dominios circundantes habían adoptado políticas de defensa constante contra las incursiones del sanguinario Vlad Drakov, lo que los había llevado a gestionar contratos con investigadores para que pudieran fortificar sus fronteras. El patriarca, Vito Ricci, vio la oportunidad de extender sus contactos más allá de Borca y establecer alianzas que le permitan afianzar su poder alejado del escrutinio de los Dislisnya. Por lo que a través de terceras personas había estado subvencionando agrupaciones que abiertamente hubieron causado desmanes en diferentes lugares del dominio. Sin embargo, ahora que estas agrupaciones parecieran haber adquirido demasiado poder, vieron por conveniente deslindarse de sus actividades y no dejar cabos sueltos que los relacionen, de tal manera que ahora apoyarían a los Gemelos para hacer frente a esta amenaza interna y ganarse su confianza.
Lamentablemente, durante su última incursión fueron traicionados y emboscados. Perdió contacto con Wreakon y Rowan no teniendo noticias suyas. Pero mayor era su temor al no saber nada de su joven pupilo Preevat.
De repente, el grito de una mujer interrumpió su conversación. Hicieron silencio tratando de dilucidar lo que sucedía. Un traqueteo se acercaba deteniéndose abruptamente, hubo una pausa y de repente la perilla de la puerta donde se encontraban empezó a moverse como si alguien intentase ingresar. Skyp había asegurado la puerta, como era su costumbre. Marek imaginó la expresión de sorpresa en el rostro de su amigo al ver como la puerta se abrió, dando paso a una silueta presurosa y agazapada, mientras cerraba la puerta con cuidado y ponía nuevamente el seguro. La mujer no se había percatado de las dos personas que ya habitaban en ese lugar.
Skypper la reconoció a pesar de la escaza luz. Nicoleta Boqcur, una joven media elfa, hermosa, protegida de Giovanni Ricci, quien encargaba de administrar los negocios de comercio fluviales para el transporte de grano proveniente de Falkovnia, para abastecer las bodegas de algunos nobles. Los rumores indican que era el interés amoroso de Giovanni, pero al parecer ella no correspondió a sus avances. La posición que ocupaba tenía cierta relevancia y la competencia, leal y desleal, la consideraban peligrosa no solo por el hecho de ser mujer sino porque estaba haciendo un trabajo que sumaba puntos a los Ricci. Cada trimestre Giovanni los reunía para revisar los libros, pero algo inesperado requirió su presencia con mayor anticipación, al parecer había llegado a los oídos de la familia que se estaban desviando recursos con otros fines.
Al parecer, se habían tomado medidas para que no llegase a salvo a dicha reunión para exponer su caso.
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