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viernes, 24 de julio de 2009

LA PERSECUCION (Cuento)

Era ya demasiado tarde, no se exactamente por cuanto tiempo mas hubiera podido aguantar hasta que la escasez de sangre en su organismo tuviese sus consecuencias fatídicas, pero algo en sus ojos me decían que no seria el fin, solo el principio de algo peor, algo que no entendí en ese momento.

Solo fueron segundos para que cogiera el abre sobres de mi escritorio y lograse herirse tan brutalmente sus muñecas. Dentro de mí, sabía que esta noche ya no seria nunca más la misma de siempre y cambiaria radicalmente el resto de mi existencia.

Lo sabia, desde el momento que recibí su llamada y me dijo que no podía más con la situación, que estaba a punto de cometer una locura y que yo era la única persona que podría poner fin a su tormento, que con tanto tiempo desde nuestra primera sesión, pensé que había tenido alguna mejoría en su condición, desgraciadamente esa noche me demostró todo lo contrario.

Acepte llevar su caso, puesto que una amiga mía es pariente de la madre de esa chica, y por lo que me había contado estaba desesperada por poder darle alguna ayuda para su condición. Dado el dramatismo con el que me narro las cosas, acepte a concederle una cita en mi consultorio. Era una mucha de aproximadamente 23 años, dado por su palidez y lo desnutrida que se veía podría decir que la muchacha estuvo sometida a un tremendo stress o hubiese estado aislada del mundo en algún lugar perdido. Bastante nerviosa y acompañada de su madre decidió contarme la larga lista de sucesos extraños que habían llevado a su hija a la condición en la que se encontraba actualmente.

Desde pequeña, su mirada inocente parecía perderse en el espacio vació sin contemplación de su alrededor, callada casi siempre y en contadas ocasiones lloraba por algo, cosa que cambiaria conforme avanzaba su relato. Durante su crecimiento, siempre se mantenía alejada de los niños de su edad y casualmente siempre que se quedaba sola, su madre la encontraba llorando de forma desconsolada. Llegados los 16 años, las cosas empezaban a ponerse más extrañas, pues muchos objetos empezaban a desaparecer o misteriosamente eran movidos o destruidos de formas imposibles. Llegados sus 20 años, empezaron sus ataques nerviosos y empezaba a gritarle a todo a su alrededor, como si hubiera algo que el resto del mundo no pudiera ver y tratase ella de evitar que lograran su cometido. Las cosas se salieron de control cuando la mascota de los vecinos, un gato negro azabache, fue encontrado muerto en su habitación de forma salvaje. Al poco tiempo, la casa estuvo a punto de incendiarse completamente, de no haber sido por su padre que logro contener el fuego que se inicio en el ático.

En estas 12 sesiones que tuvimos, logre entender que sufría de una serie de alucinaciones muy vividas que la han estado acosando desde muy pequeña, hablándole, enseñándole y obligándole a hacer cosas, de las que ella se negaba rotundamente y que conforme pasaba el tiempo, las alucinaciones tomaban represalias empezando a alterar su medio ambiente. Tal fue terror cuando las alucinaciones hicieron tangibles sus amenazas. Estaba muy asustada, temía por la salud de su familia, y no tenia explicación para lo que le estaba sucediendo…pero yo si, esquizofrenia paranoide.

Me dedique a tiempo completo a su caso, y debía tratarlo con mucho cuidado dado lo delicado de su condición, ya que conforme pasaban las sesiones, su salud se veía más y más afectada. Logre identificar tres representaciones que eran recurrentes en sus momentos de delirio, los que culpaba de ser los causantes de todos los desastres.

Nuestra próxima reunión no se llevaría a cabo hasta dentro de tres días, pero esa noche recibí su llamada desesperada, me dijo entre lágrimas y balbuceante que necesitaba verme urgente. Al parecer, había huido de su casa, puesto que cuando llego me contó que la situación ya se había tornado demasiado perturbadora. Las tres personas que en sus alucinaciones la acosaban y perseguían, le habían dado un ultimátum, si no hacia lo que pedían, darían fin a la vida de sus padres. No supo que hacer, y la única persona en la que pensó, fue en mí, salio de su casa sin que sus padres se dieran cuenta, vago por unas horas y se dirigió a mi consultorio. Le pedí que se calmara y me dirigí a mi estante donde tengo las medicinas para darle algo para que se calmara. Fueron en esos momentos, en que el tiempo pareció hacerse lentísimo, cuando me percate que se abalanzaba sobre mi escritorio, cogiendo el abre sobre y con un brillo de esperanza (o locura) en sus ojos decidió tomar tan extrema decisión, cortando con el escaso filo sus muñecas y al ver que eso no fue suficiente, clavo y jalo con fuerza su piel y todo lo que pudo arrancar con ella.

Me fue difícil poder hacer algo por ella, dada la gravedad de sus heridas, haciéndose un charco de sangre sobre la alfombra que cubría el piso. El pánico se apodero de mí y me sentí impotente de poder ayudarla. Sin embargo, en su rostro, el miedo se había ido y una nueva expresión calmada y de alivio apareció, como nunca antes le había visto, me mira y me dijo por fin, todo llego a su fin para ella…

En ese momento sus palabras se cortaron abruptamente, como si el aire le empezase a faltar, de repente el pánico se apodero de ella, y grito, tan terriblemente de terror que podría jurar que escuchaba los vidrios romperse.

Trate de calmarla, pero era inútil, gritaba y gritaba, hasta que las fuerzas se le escurrían al igual que la sangre de sus venas. Reunió todas sus fuerzas y se acerco a mi oído…

…lo siento, lo siento mucho doctor Salvador…perdóneme…nunca quise que esto le pasara…

…y finalmente murió en mis brazos.

***

Su condición no ha variado hasta la fecha, y creo que conforme al ultimo reporte medico no dudará mucho tiempo si continua empeorando su salud, pese a toda la medicación que le hemos dados y todos los esfuerzos hechos, parece que no hay razón científica para el mal que lo esta acosando. Solo sus constantes alaridos y extraños argumentos acerca de conocer la verdad, que todo era verdad, que no estaba loco, que estaban ahí, siempre acechantes, buscando tomar el control de nuestras vidas para lograr una meta tan nefasta que el solo pensarlo y decirlo podría hacer que sucediera. Y ahora que el sabia la verdad, buscaban llevar a cabo sus planes. Cada vez sus delirantes episodios se volvían mas violentos cada vez, hasta el extremo de hacerse daño a si mismo, teniendo que mantenerlo sedado casi todo el día.

Es lamentable, pensar que alguien tan prometedor pueda caer victima de esta enfermedad de forma tan inesperada, imagino que la terrible muerte de su última paciente fuese desencadenante de todo esto. Una experiencia tan chocante podría desquiciar a cualquiera. Solo queda esperar que la terapia que estamos por aplicar de los resultados apropiados.

Es extraño, no recuerdo haber movido mis cosas...

***

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