Larshela exhaló en notoria señal de zozobra. Sin la cofia que habitualmente
le cubría la cabeza se le veía muy distinta, la cual le disimulaba una larga
cola trenzada de cabello ensortijado, que le caía por el hombro izquierdo. – Me
alegro de ver que se encuentran mejor. Lamentablemente, esta buena noticia se ve
ensombrecida ante un panorama aciago. Los recientes acontecimientos nos han
puesto nuevamente bajo una sombra siniestra, dando pie a constantes ataques
contra los miembros de esta comunidad. Nos vimos obligadas a tomar ciertas medidas
que nos permitan mantenernos seguras, pero desgraciadamente las cosas no resultaron
como esperábamos. – hizo una pausa, llevándose una mano a la frente.
Exhaló pesadamente, juntando nuevamente sus manos en la mesa. - No
paso mucho tiempo para que a ello se sumase la persecución de un grupo clandestino
de fanáticos, seguidores del Lawgiver, guiados por una monja demente que se
hace llamar Hyrwen. Solo buscan erradicarnos a cualquier costo. Intentamos
solicitar ayuda a las autoridades, pero fue inútil, pues los mercenarios que se
hacen llamar agentes del orden, ya habían sido “dispuestos” para apoyar a los
clérigos de Ezra para ayudarlos en sus festividades peregrínales. Es un infortunio
tras otro, que de seguir así nos llevará a todos a nuestras tumbas…y ni así
creo que vayamos a estar tranquilos. Todo Borca es prácticamente propiedad de
los Gemelos y ni los muertos pueden descansar en paz sin desligarse de los
impuestos.
Los cementerios solo mantienen los cuerpos de los difuntos por cinco años,
debiendo renovar el pago de alquiler por el espacio. De no ser así los cuerpos
son exhumados, limpiados y colocados en fosas comunes, colocándose solo su
nombre y fecha de fallecimiento en un poste negro. Por esta razón algunos cadáveres
son enterrados en los mismos terrenos familiares y en el caso de algunos nobles,
se encargan de construir criptas.
Como les comenté en algun momento, este lugar nos fue donado por unos
nobles, incluyendo los terrenos aledaños. La capilla que usábamos para honrar a
Hala antes era utilizado como un mausoleo. Cuando nos entregaron los terrenos,
el mausoleo ya estaba desocupado y nos encargamos de limpiarlo y acondicionarlo.
Sin embargo, no imaginábamos que existieran pasajes secretos que condujeran a
un lugar subterráneo. Encontramos los muros del lugar derrumbados conduciendo a
una serie de cavernas. De esta forma es que logramos dar con ustedes, en muy mal
estado. Procedimos a atenderlos en ese lugar, logrando estabilizarlos para
llevarlos posteriormente al hospicio. Fueron tres largas noches.
Los cadáveres que encontraron en la caverna eran antiguos, posiblemente de ataúdes
que fueron escondidos y abandonados en esta antigua cripta familiar por los
dueños, que al parecer no quisieron asumir el costo de llevárselos. Sin
embargo, la cantidad de cadáveres que encontramos, era mayor al espacio que la
vieja cripta podía albergar, percatándonos que varios de estos cuerpos estaban
relativamente frescos, por lo que se tratarían de víctimas recientes.
El lugar conectaba con el pantano, cerca al puente del portal del Amanecer.
Sin embargo, el rastro de roca fundida nos extrañó a todos al ver que apareció
de la nada para atravesar un muro y salir por la capilla, que fue por donde
ustedes descendieron. – Larshela se detuvo y miró a Daleska haciéndole una señal. Ella salió de
la oficina y regresó unos minutos después con tasas e infusión caliente de
hierbas.
- Los siguientes días nos vimos en la necesidad de enviar a todos los
miembros posibles a otros hospicios para minimizar riesgos, pero los heridos de
los incendios continuaban viniendo pidiendo nuestra ayuda, especialmente
aquellos con bajos recursos. No podíamos dejarlos de lado.
Hace dos noches recibí noticias que se preparaban para irrumpir a la fuerza
nuestro hogar y someternos a juicio público como viles delincuentes. Como verán
las cosas no están bien para nadie en este momento. – la conversación se vio interrumpida con
el ingreso presuroso de otra joven a la oficina de Lershala - Hermana,
disculpe la intromisión, pero hay personas en la entrada que exigen su
presencia.
Larshela los miró con notoria preocupación y algo de culpa – Necesitamos
su ayuda, una vez más. -
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