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sábado, 18 de octubre de 2025

AQUEL CAMINO HECHO DE BUENAS INTENCIONES... (III)

DR. LEE COOPER
"Yo solo quise darles una vida más alla del dolor. Fue el mundo quien quizo devolverme un cadáver"

I. REDENCION O CONDENA

Devastado… Negaba la realidad… Negaba la muerte…

Sumergido en su miseria, rodaba cuesta abajo en una espiral autodestructiva hacia un inevitable y catastrófico final.

Grimorios prohibidos, fórmulas ominosas, rituales blasfemos, pactos sacrílegos, reliquias profanas que eran mejor dejarlas enterradas en las negras profundidades de la tierra. Le susurraban, lo atraían, le seducían haciéndole promesas inefables a través de los huesos de antiguos nigromantes.

Dilapidó la fortuna familiar buscando el más mínimo atisbo de un estudio innombrable. Procedimientos que rebasaban los límites de la cordura, actos que cualquier mente culta aborrecería pensar. Cuerpos que no deberían despertar. Almas que no querían regresar.

El nombre de su familia fue excluido de todas las listas sociales. Su mansión se cerró para todo el mundo, salvo aquellos que estuviesen relacionados con su nefasta investigación. Las sombras mudas de los fieles criados que permanecieron dentro, lentamente fueron desapareciendo.

Algunos decían que la voz incorpórea de ella aún se escuchaba por las noches, cantando aquella canción que bailaron la noche de su compromiso, resonando en distintos ambientes de la mansión. Otros afirmaban haber visto una delgada figura, cubierta en un grisáceo velo etéreo, deambulando por los pasillos... con la cabeza balanceándose sobre su cuerpo.

Pero él no se detuvo. Se convirtió en un médico de lo imposible, un diseccionador del alma, obsesionado con traerla de vuelta, sin importar cuán fragmentada, distorsionada o blasfema fuese su forma.

Y como ocurre con todo en estas tierras, la historia se torció.

Un día, su último experimento pareció funcionar. La carne respondió. Los labios se movieron. Un corazón palpitó.

Pero no era ella… o al menos, no del todo.

Lo que regresó era un eco siniestro... o tal vez un pútrido cascarón habitado por otra cosa. Una voz dulce con palabras malsanas. Una sonrisa fría sin emociones. Una mirada vacía que lo observaba... como si él fuera el experimento.

Se negaba a aceptar su fracaso. Para él, lo que regresó era ella, solo que… incompleta. Solo necesita hacer unos ajustes y podría arreglarla. Encontrar la pieza faltante y terminar el trabajo. Debía volver a empezar… otra vez…

No había tiempo para lamentarse, ni de entregarse a la desesperación. Estaba tan cerca. Y si para ello debía quebrar todas las almas que se le cruzasen en el proceso, arrancar más corazones, o destilar todas las vidas que considerase necesarias, lo haría. Se arrastraría entre los reinos, se sumergiría en lo más profundo de la niebla, en busca de un último secreto prohibido.

Porque en su mente, el amor no murió. Solo se transformó.

II. ASCENSO Y CAIDA DE UN PRODIGIO

El Dr. Lee Cooper nació de una noble familia en Levkarest, en el venenoso dominio de Borca. Su madre, Serena Cooper, fue una mujer brillante pero frágil, consumida lentamente por una enfermedad degenerativa incurable. Su padre, el frío, pero ambicioso Barón Corven Cooper, no soportó verla apagarse, retirándose al licor, la ira y finalmente el abandono.

Lee quedó solo, a los once años, viendo morir lentamente a su madre.

A esa edad decidió que no sería un niño más que entierra a un ser querido y sigue adelante. Se convertiría en médico. No por vocación, sino por venganza personal contra la muerte.

A los 17 años fue aceptado en la Universidad de Ludendorf, en Lamordia, donde desarrolló una reputación entre sus colegas por su audacia y su habilidad quirúrgica, especializándose en estudios avanzados en la preservación y reanimación de tejidos.

Durante sus años universitarios, conoció a la joven Elysia Dromelle, la hija de un comerciante borcano de renombre. Inteligente, mordaz y con una belleza etérea. Elysia fue el equilibrio emocional que Lee nunca supo que necesitaba. Pronto se comprometieron, realizando una gran fiesta que incluso aún ahora se comenta en algunos círculos, no sin terminar la historia con una seña de protección, como tratando de ahuyentar los malos espíritus. Esa noche Lee le confesó que no soportaría la idea de perderla, ella le sonrió de felicidad y le dijo - Entonces, prométeme que me salvarás. - Él lo prometió.

Juntos levantaron un laboratorio en los cimientos de la mansión Cooper, tomando todas las medidas de seguridad que les fue posible. Convencidos de que juntos podrían desafiar los límites de la ciencia.

Fue allí donde cometió su más grande error.

Una noche, mientras trabajaban juntos en un método para revitalizar tejido muerto mediante impulsos electro-alquímicos. Lee decidió poner a prueba unos manuscritos que había adquirido en el mercado negro, fragmentos de las notas del infame Dr. Victor Mordenheim, el infame científico de Lamordia. Él decidió no ponerle al tanto de este descubrimiento a su prometida, para sorprenderla al momento de tener éxito.

Bajo esa guía intentaron animar un brazo humano extirpado y reconstituido. El experimento fue todo un éxito, aquel brazo abrió y cerró la mano en repetidas oportunidades.

Ante este logro, Lee le confesaría a ella, las referencias que utilizó para este avance. Cuando ya se estaban retirando del laboratorio, un violento ruido atrajo la atención de ambos. Al acercarse, la mesa de metal donde se encontraba el brazo, se encontraba tumbada y vacía. Las correas habían cedido, casi al punto de ser arrancadas.

De repente los frascos comenzaron a caer, estallando contra el piso de piedra. Algunos estantes prácticamente fueron lanzados hacía ellos. Algo se movía entre las sombras.

Lee y Elysia se tomaron de las manos cubriendo sus espaldas, hasta que un sonido agudo y sibilante, le hizo volver la vista a Lee para contemplar con horror que el brazo reanimado sujetaba a Elysia por el cuello.

Trató de liberarla, pero con cada esfuerzo que hacía, este parecía apretarla con mayor fuerza. Hasta que escuchó aquel crujir que hasta la fecha lo despierta cada vez que intenta cerrar los ojos buscando descanso. El cuello del amor de su vida, había sido roto, desplomándose en el frio suelo. De aquel experimento no se supo nunca más.

Lee la tomó en sus brazos, mientras el inerte cadáver de ella lo miraba con una expresión de desconcierto más que de terror. Él gritó, maldiciendo a todo aquello que los rodeaba.

Y cuando el cuerpo de ella quedó frío, supo que fallar no era una opción.

///Continuará???




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