Índice

domingo, 9 de agosto de 2009

LA VIA DOLOROSA (Cuento)

Me interno en su guarida, veo que el lugar esta un desastre, algo terrible a pasado minutos antes. La poca luz del lugar me impide observar a que grado. Las ventanas se encuentran bloqueadas, pintadas o cubiertas, para prevenir que ingrese la luz del sol. Escucho unos quejidos y ruido de vidrio romperse, provenientes en aquella dirección, el sótano. Una leve luz se logra ver. Velas, las voces se hacen notar y los quejidos se hacen más fuertes. Desciendo lentamente con la esperanza que el alboroto de abajo disimule el lastimero sonido que hacen los escalones al soportar mi peso.

El suelo, yace una mujer, joven, entre 25 a 30 años, con señales de haber sido atacada, parece inconsciente, tiene sus manos alrededor del cuello, hay sangre, mucha, parece que trata de cubrirse una herida, esta muy pálida, parece estar agonizando, tal vez muerta ya este… hay mucha sangre esparcida, un retortijón en el estomago me hace tomar 3 segundos para tranquilizarme, respiro profundamente, debo mantener la calma y continuar con lo que he venido a hacer. Los ojos de la joven están abiertos, mirando hacia el vacío, vidriosos, una expresión de terror, hay mucha sangre alrededor…

Un ruido me vuelve a mis casillas, y retomo lo que vine a hacer, me oculto entre unas cajas para esperar que aparezca.

Lo veo, es…un niño, podría tener entre 10 a 15 años, muy delgado, muy pálido, con sangre en sus manos, se acerca hacia ella, se coloca de tal forma que me da la espalda y no puedo ver que le esta haciendo, en su cuello, se inclina, maldita criatura, no contengo más y me lanzo a enfrentarlo.

La criatura se da cuenta y gira en dirección a mi, mirándome, sus ojos, abierto enormes, amarillos, de sus labios chorreantes de sangre, no le doy tiempo a reaccionar. El primer golpe lo asesto en su cabeza para desorientarlo, cae a un costado. Me pongo encima de él saco la estaca y apunto directo al corazón, el terror en su rostro ensangrentado me hace dudar un décima de segundo. Es un niño, pero no cualquier niño, un engendro de los infiernos que debe ser destruido. El segundo golpe, mortal, atravieso su pecho con la estaca, de tal forma que se clava en el mismo suelo y le impide moverse. Emite un ruido potente, muy fino en señal de auxilio, ¿podría haber más?. Lentamente pierde fuerza y deja de moverse, todo ha terminado.

De repente escucho unos gemidos, muy débil, alguien tratando de comunicarse, miro hacia la izquierda, la joven aun esta viva, extiende su mano tratando de alcanzarme, no se cuanto tiempo habrá estado tratando de hacer eso, pero en su rostro se nota una terrible angustia.

Mi corazón continua a mil por hora, la adrenalina corre a millón en mi, la euforia de la cacería me esta haciendo perder el control, hay demasiada sangre alrededor.

La joven logra alcanzarme, me sujeta la pierna derecha…no lo puedo resistir.

Tomo a la joven de los brazos y la levanto como si fuera un muñeco, la miro directamente a los ojos, mientras continua desangrándose, me doy cuenta que la herida en su cuello al parece a sido consecuencia de un corte y no de otra cosa, al parecer…

…mi mente se nubla, la furia se apodera de mí, miro nuevamente a sus ojos...hay demasiada sangre…

***

Eran hermanos. Descubrí entre sus cosas que el niño padecía una extraña enfermedad que no le permitía exponerse a la luz del sol, así como lo terribles ruidos que hacia en las noches ante los poderosos cólicos a los que se veía atormentado. A ello, se sumaba la deficiencia que tenia en su sistema inmunológico, causando extrañas reacciones en el resto de su organismo, consecuencia de las drogas experimentales que usaban en su tratamiento. Su hermana, se encargaba de cuidarlo y misteriosamente esa noche, la noche en que dispuse atacar, habían sufrido un accidente mientras estaban haciendo unas cosas en el sótano, el cuarto del niño, aparentemente la joven perdió el equilibrio consecuencia de uno de los juguetes de su hermano y cayó encima de la bandeja donde estaban la jarra y los vasos de vidrio. El niño al ver que su hermana se había herido en varias partes, sobretodo en el cuello, trato de ayudarla tratando de detener la sangre con sus manos, incluso sorber la sangre y volverla a poner en la boca de ella, pero al ver que no podía hacer nada, trato de pedir ayuda, como nadie entendía su enfermedad, le temían, lo ignoraron. Regreso agotado donde su hermana, donde me encontró…y le maté.

Nuevamente el vacío en mi interior se acrecienta, la soledad da paso a su devastador efecto, mi depresión mina mis pensamientos y mis deseos de continuar con esta oscura existencia se hacen minúsculos. La lucha en el día a día, noche a noche, entre el conflicto de seguir o detenerme, dejarme llevar o continuar deteniéndolos, para poder detenerme. Pues, mi misión personal es acabar con ellos, con la maldición, para poner fin a mi dolor. Sin embargo, hace mucho tiempo que no encuentro ninguno y mis deseos de hacerlo, nublan mi juicio. Cometí un grave error y lo peor es que nuevamente caí victima de mi mismo, en lugar de llevar a la joven a un hospital, decidí alimentarme de ella. Como me detesto. No poder controlarme, estuve tan cerca. Condenado a vagar en un mundo caótico y descubrir que una vez más estoy solo, entre el consuelo y la agonía, aceptar por el momento, que soy el único vampiro que queda.

***

No hay comentarios: