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lunes, 6 de julio de 2009

EL ULTIMO ENCUENTRO (Cuento)

Nuevamente te siento. Tus manos recorren mi cuerpo, haciéndome temblar de la emoción, aunque la esencia del momento parezca congelada, siento como levemente me despojas de mis ropas, quizás sea la vergüenza la que me hace ponerme algo difícil, pero cada vez siempre es una experiencia nueva. Entre la mezcla del caos de emociones y sensaciones que se precipitan en mí, no dejo de pensar en la mejor forma de hacerte feliz. Pues con cada sonrisa que me regalas, con cada expresión de alegría que logro en ti, me realizas como todo lo que soy y me siento superior a cualquiera, a lo que sea.

En mi cuerpo se describe cada encuentro, nuestros juegos son las marcas que me delinean y me redefinen en múltiples formas y cada encuentro siempre es una nueva dulce tortura que me remonta a lo más recóndito de mi psique tan desmoronada, tan despedazada como mi cuerpo.

Se que no soy el primero, pues descubrí de tus antiguos encuentros, de tus antiguos compañeros, que así como yo tuvieron un final tan trágico. Pero al final, glorioso, pues se fueron sabiendo que pudieron llevarse una ultima sonrisa tuya con ellos.

Y así empezamos la rutina final, pues mi brazo ya quedo hecho jirones de mi piel, mientras todo se desparramaba por el piso. Aunque el dolor en mi ser se hacia intolerable, aunque me arrancaste la piel y un brazo, haciéndome gritar tan fuerte que el sonido parecía huir de si mismo dando paso a un silencio absoluto, tan aterrador, que por un instante dude de mi existencia, y de la emoción que siempre me embargaba estar entre sus brazos y sentir la suavidad de tus manos, de tu rostro, el roce de su cuerpo, el calor de su presencia.

Nuevamente mis heridas se abrieron, dando paso a que mi interior se manifieste al mundo, nuevamente, haciéndose manifiesto profeso de mi devoción a ti, que a pesar del dolor y conciencia de mi inminente final, solo desearía un momento más para poder contemplar nuevamente tu feliz semblante…

…y sentí el mundo rodar,
…y mi cabeza cayo al piso finalmente
…y antes de cerrar mis ojos te pude mirar.

***

Al final, se vio nuevamente obligada a limpiar todo el desastre que causo, aunque para ella se había vuelto esto algo tan natural, tener que llevar a cabo todo este ritual que causaba su hija. No podía concebir la idea que siempre todo acabase de la misma forma. Admitía que todo era parte de su naturaleza, a pesar que por más que intentase cambiarla, siempre resultaba inevitable. Simplemente le quedaba esperar que cuando creciera las cosas serian diferentes, y con la guía apropiada, la pequeña ya no haría lo mismo. Y así, una vez limpiado todo, salio con ella a comprar, con la esperanza que esta vez, no destroce otro muñeco más.

***

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