Una curiosidad inconsciente alertó a Keijo, saliendo de la cabaña a contemplar la ciudad. Unas luces inusuales iluminaban el cielo de forma irregular. Solo podía ser una cosa, fuego. Rápidamente se hizo con sus cosas, enrumbándose a la puerta norte de la ciudad, atravesando los campos de cultivo de camino.
Conforme atravesó el portal, la escena era peor de lo que imaginaba. La gente corría en diferentes direcciones cargando arena, cubas de agua, algunos con carretas trasladando contenedores más grandes. Levkarest es una ciudad de nivel cultural medieval, pero habían logrado impulsar muchas avances y mejoras con el sistema hidráulico y desagüe, aprovechando la geografía donde se establecía. Varias fuentes y acueductos se extienden por la ciudad y eso facilitaba mucho movilizar el agua a los lugares de mayor urgencia.
La mente de Keijo solo podía pensar en ayudar, pero la seguridad de Henmas, el joven a quien salvó hace un tiempo y que le evocaba el recuerdo de su medio hermano, era su prioridad. Esta es una ciudad grande y medianamente recordaba cómo llegar a casa de Henmas. Es en ese momento de duda que se percata de un hombre que golpeaba con desesperación la puerta de una casa humilde de dos pisos. Gritaba a todo pulmón para que le abriesen la puerta, pero no obtenía respuesta. Con cierta reserva, se acercó donde él para ayudarlo.
Le explicó que su mujer se encontraba dentro de casa con los niños y no le respondía. El fuego había alcanzado lo alto la casa, encendiendo el techo de paja con la cual estaba cubierto. Keijo con el consentimiento del caballero, abrió la puerta de un golpe. Ambos entraron buscando a la mujer, contemplando que el fuego había avanzado por el segundo piso. Keijo subió por las escaleras para tratar de ver rápidamente si es que no se encontraba alguien atrapado. En el proceso, logra escuchar débilmente el sollozo de un Bebe que viene de la planta baja. Desciende de la escalera y se dirige hacia el ruido. En una habitación con la puerta medio abierta, logra ver tres cunas de bebe y en el piso una mujer inconsciente. Se acerca a las cunas y revisa a los niños, dos parecían dormidos y uno de ellos era quien, ya cansado, seguía sollozando por el posible miedo que sentía. Era más que obvio que los niños aquí descansando no parecían tener coincidencia física con la pareja, por lo que no debían ser sus hijos.
El Esposo le da el alcance en la habitación que parecía estar dedicada al uso exclusivo de los pequeños. Se arrodillo al lado de su esposa para revisarla, indicándole a Keijo que estaba viva. Ambos acordaron tomar a los Bebes y sacarlos fuera de la casa primero. Una vez a salvo los niños, el Esposo ingresaba a sacar a su esposa.
Keijo empezaba a inquietarse, al no saber lo que debía hacer, los niños estaban bien pero no podía dejarlos solos en la calle en medio de una ciudad en llamas. Y cuando menos lo esperaba, alguien se acercó a preguntarle si podía ayudarlo ya que al parecer lo veía algo atribulado. Keijo le puso al tanto de la situación, tomándose unos minutos para evaluar las cosas, mientras esperaban que salgan los esposos. En ese momento alguien más se acercó donde ellos a ofrecerles su ayuda. Con voz casi musical les saluda y se presenta como Basile Vernier, un hombre alto, esbelto y de buen aspecto, de cabellos rubios alboratados hasta la altura de sus hombros y vestido en ropas muy casuales que no parecen ser de costura local, aun así, de buen gusto.
Habiendo evaluado la situación, Basile les propuso dejar a los niños en la entrada de la casa mientras ingresaban rápidamente a buscar a la pareja. Una vez ubicados, Patrick toma en brazos a uno de ellos y lo mira fijamente, lo deja junto con los otros pequeños y se dirigen a la otra habitación. Keijo llega primero y no hay señales de la pareja, para lo que haciendo uso de sus habilidades logra encontrar una pista en el suelo donde estaba el cuerpo de la mujer y unas manchas de sangre se dibujan en dirección a… en ese instante se percata que esa esquina de la habitación, hacia donde conduce el rastro, había una especia de nube negra espesa, que en un principio confundió con humo, pero por la ubicación no resultaba posible que sea esa la causa, era más como una especie de hollín flotante.
Los demás le dan el alcance justo en el preciso momento en que Keijo se interna en la nube oscura. No puede ver más allá de unos centímetros, pero al momento ingresar la nube se va desplazando y aclarando levemente. Patrick, le alerta que más adelante parece haber un hueco en el piso, para lo que Keijo ágilmente logra evitar sin mayor complicación. Es en ese momento que se empieza a escuchar un extraño balbuceo incomprensible y caótico. Conforme se van moviendo la nube lentamente continúa desplazándose dando una mejor visión de la situación. Al parecer un gran hueco oscuro al nivel del piso, prácticamente abarcando toda esa esquina de la habitación. El sonido de balbuceo continuaba y de repente Keijo siente como algo latigeante se agita a escasos centímetros de su cara. Al parecer hay una criatura con ellos, dando paso inmediatamente al combate con una obscura aberración amorfa que conforme iba avanzando la lucha, exhibía las múltiples bocas con dientes afilados que poseía, tentáculos y ojos perturbadores, que le brotaban de todas partes.
Patrick y Keijo, dieron muestra de habilidad, haciendo uso de técnicas poco convencionales para contratacar a la criatura. Keijo alistó una bomba incendiaria, lanzándosela a la aberración, mientras Patrick continuaba el ataque con proyectiles. Basile, fue herido durante la pelea, pero nada de gravedad.
La bomba estalló sobre la criatura, encendiéndola en llamas, emitiendo un sonido indescriptiblemente burbujeante y replegándose hacia el hueco que se encontraba en los cimientos de la casa. Un foso de hasta metro y medio en la zona más profunda, encharcada con rastros de la masa oscura que se filtraba por una especie de túnel pequeño. A lo largo del hueco, los cuerpos de los esposos carcomidos por las múltiples fauces de la monstruosidad. Optaron por sacar los cuerpos de ese lugar y dejarlos a buen recaudo mientras se hacían cargo de los bebes.
Basile, les había comentado que este lugar, era posiblemente un albergue de niños, que, para buena suerte, no tuvo mayor concurrencia. Hay familias que dejan a sus hijos a cargo de otras personas mientras ellos se encuentran atendiendo otras actividades.
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