El valeroso Basile
y sus compañeros caminaban con inquietud, había demasiadas personas que ayudar
y a eso se les sumaba los bebes que se les había impuesto proteger después de
un perturbador rescate. La fortuna no parecía sonreírles en ese momento.
A la distancia,
entre las casas en llamas, un grupo de personas discutían con una guarnición de
hombres armados, alrededor de una fuente de agua y una carreta que era jalada por
un caballo. Sobre la carroza un guardia resguardaba una especie de tanque con
agua, listo a disparar sin contemplación a quien no siguiera las órdenes que daban
sus cómplices.
Varias personas discutían
airadamente con ellos, mientras que a unos metros un sujeto calvo de extraña
barba bifurcada color negra, parecía dar indicaciones a un grupo de ellos para
que despejen la gente que estuviese haciendo alboroto. Los trúhanes se
acercaron amenazadoramente con espadas en mano para desbandar al grupo que se
iba formando.
Unas mujeres al
ver esto se alejaron rápidamente. Una de ellas se percató de la presencia de
Patrick, Keijo y el apuesto Basile, quienes llevaban en brazos unos pequeños
bultos. Próximos a la fuente, la mujer les dio el alcance. Una mujer de
alrededor de los 50s con cabello ligeramente cano y vestida en holgadas ropas
de dormir debido al clima frio que aun persistía. Sollozante se dirigió a ellos
suplicándoles por ayuda pues esos bribones no querían ayudar para lo que se
supone era su trabajo. A punta de espada exigían el pago por su labor,
aduciendo un “Impuesto por uso de servicios de emergencia”. Patrick estaba
familiarizado con este proceder de los supuestos agentes del orden, siendo más
que meros matones con placa. Basile dio un paso delante de la mujer, prometiéndole
la ayuda que suplicaba, mientras los “guardias” se acercaban lanzando improperios,
amenazando a todos con hacer uso de la fuerza contra ellos. La mujer suplicante
emitió un agudo quejido de dolor, mientras un delgado hilillo de sangre brotó
de entre sus labios. Se llevó las manos tratando de alcanzar algo en su espalda,
que al girar pudieron ver que había sido impactada por una flecha en la
espalda, proveniente del arquero que permanecía al lado del calvo barbudo.
Basile desenvainó
su estoque, lanzándose a la pelea contra los criminales. Patrick haciendo uso
de sus artes logra inmovilizar a uno de ellos mientras que Keijo, se desprende delicadamente
del pequeño que portaba en brazos para lanzarse a proteger a los indefensos. (WTF!?)
Patrick aprovechando
de sus habilidades a distancia, se percató que el niño que llevaba Keijo en brazos
se encontraba en el suelo, por lo que, optó por tomar posición protectora a su
lado, manteniendo al otro niño con el brazo izquierdo y poniendo en práctica
sus técnicas sobrenaturales con el derecho.
De repente, la
fuente de agua comenzó a bullir, despidiendo un vapor espeso y rebosante,
fluyendo como si fuese una entidad consciente extendiéndose por el piso del
lugar de forma concéntrica. Una columna de agua es expulsada con violencia de
la fuente hacia el cielo, como si de un geiser de la zona se tratase. Y que, al
caer el espumoso chorro de agua, mostró la presencia de una mujer de cabellos
rojos vestida en pesadas ropas verdes, quien se encontraba mirando a todos
lados en evidente consternación. Un breve temblor de tierra se logró sentir por
unos segundos, causando el espanto del caballo que se encontraba con la carreta,
alejándose del lugar, mientras que el arquero que se encontraba encima cayó
ante su repentina huida.
Sus ideas y
emociones se disparaban desde su cabeza y su pecho, estrellándose en medio de la
garganta dándole la sensación de estarse apretando como un espeluznante y potente
nudo. Los gritos cercanos la arrastraban hacía esa visión que parecía ser ahora
su nueva realidad. Su vista se dirigió hacía una mujer que aullaba por el
punzante toque de la muerte, la cual había tomado forma de flecha; encontrándose
frente a un apuesto sujeto de cabellera color sol que cargaba en brazos un bebe.
Unos hombres con espadas en mano se dirigían hacia ellos con intenciones
violentas. Despabiló, tomándole solo un instante para desenvainar su cimitarra e
impactando al evidente agresor. Otro hombre se encontraba unos metros más allá
con un par de niños a quienes parecía estar protegiendo mientras concentraba su
mirada hacía uno de los rufianes. Su instinto la hizo reaccionar, girando su
cuerpo casi automáticamente lanzando otro veloz y certero golpe con su singular
arma, que, si bien fue preciso, no logró detenerlo de huir del lugar.
Keijo, se abrió
paso entre los sujetos a punta de su fina arma para darle alcance a Basile,
quien había tomado la vanguardia contra los asesinos. Por unos segundos, logró
vislumbrar una figura grande y oscura que parecía moverse entre las sombras que
formaban las llamaradas circundantes, pero continuó con su recorrido.
Para esto el peculiar
hombre de barba bifurcada había desaparecido, al parecer había emprendido la
huida al ver que sus compinches estaban perdiendo.
Patrick mantenía
dominado a su objetivo, ejerciendo mayor presión con sus prodigiosas habilidades
dejándolo imposibilitado de tomar acción alguna. Al parecer su mente había
colapsado ante alguna fuerza invisible aterradora. La mujer de verde se percató
de estas habilidades. Sin embargo, su atención se vio desviada por una llamativa
figura negra que se movía de forma particular hacía el vencido enemigo. Era un
animal grande y negro, que al parecer se trataría de un burro negro, el cual se
colocó al lado del aterrado ladrón para que a escasos segundos quedara
inconsciente en el piso. El burro se dio media vuelta y continuo su camino en dirección
a los combatientes restantes.
Basile y Keijo
lograron reducir a los forajidos restantes, uno de ellos huyó y otro depuso las
armas, rindiéndose incondicionalmente al verse superado. Sin embargo, cuando
este ya había ofrecido ponerse a su disposición, una especie criatura negra
apareció sorpresivamente al lado del malhechor, atacándolo de alguna manera
extraña e instantáneamente desvaneciéndose en el aíre mientras volteaba a mirar
con sus brillantes ojos a los sorprendidos aventureros. El sujeto cayó muerto
al suelo.
El combate había
terminado, más no la tragedia que lo había conjurado. Los aventureros se
reagruparon para cambiar impresiones y coordinar las acciones a tomar. Lo primero
era recuperar la carreta y ayudar a apagar los incendios según les fuese
posible. Sin embargo, la atención de Basile y Patrick se encontraba en otro
lado en ese momento.
En el segundo
piso de una casa, lograron ver la figura de una mujer que se asomaba por una
ventana, una anciana marchita con semblante doloroso, marcado por la tristeza y
la desolación. Su mirada de angustia se fijó directamente en ellos, denotando
un evidente clamor de auxilio sin emitir ni un solo sonido. Repentinamente, su expresión
se distorsionó dando paso a un rostro de pánico, mientras era arrancada hacía
el interior del lugar propalando un escalofriante grito de terror que logró oírse
hasta donde ellos se encontraban.
Basile miró a
Patrick, como si no diera crédito a lo que había visto, esperando una
confirmación de su parte para tener claro que no había sido una alucinación suya.
La expresión en el rostro de Patrick dio por válida su visión. Sin mediar mayor
palabra, les grito a todos de la situación y se dirigió hacia aquella casa.
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