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lunes, 29 de mayo de 2023

CAP 1 - III. EL PRECIO DE LA SALVACION

La paz y calma de los bebes era envidiable pese al caos que había tomado por sorpresa a la ciudad esa noche. El fuego se extendía rápidamente, como si saltase de casa en casa, sin mediar explicación alguna de su origen, solo con la promesa de muerte y destrucción. Y mientras las personas buscaban ayuda desesperadamente, los agentes del caos aprovechaban para sacar beneficio de la desgracia de los desafortunados.

El valeroso Basile y sus compañeros caminaban con inquietud, había demasiadas personas que ayudar y a eso se les sumaba los bebes que se les había impuesto proteger después de un perturbador rescate. La fortuna no parecía sonreírles en ese momento.

A la distancia, entre las casas en llamas, un grupo de personas discutían con una guarnición de hombres armados, alrededor de una fuente de agua y una carreta que era jalada por un caballo. Sobre la carroza un guardia resguardaba una especie de tanque con agua, listo a disparar sin contemplación a quien no siguiera las órdenes que daban sus cómplices.

Varias personas discutían airadamente con ellos, mientras que a unos metros un sujeto calvo de extraña barba bifurcada color negra, parecía dar indicaciones a un grupo de ellos para que despejen la gente que estuviese haciendo alboroto. Los trúhanes se acercaron amenazadoramente con espadas en mano para desbandar al grupo que se iba formando.

Unas mujeres al ver esto se alejaron rápidamente. Una de ellas se percató de la presencia de Patrick, Keijo y el apuesto Basile, quienes llevaban en brazos unos pequeños bultos. Próximos a la fuente, la mujer les dio el alcance. Una mujer de alrededor de los 50s con cabello ligeramente cano y vestida en holgadas ropas de dormir debido al clima frio que aun persistía. Sollozante se dirigió a ellos suplicándoles por ayuda pues esos bribones no querían ayudar para lo que se supone era su trabajo. A punta de espada exigían el pago por su labor, aduciendo un “Impuesto por uso de servicios de emergencia”. Patrick estaba familiarizado con este proceder de los supuestos agentes del orden, siendo más que meros matones con placa. Basile dio un paso delante de la mujer, prometiéndole la ayuda que suplicaba, mientras los “guardias” se acercaban lanzando improperios, amenazando a todos con hacer uso de la fuerza contra ellos. La mujer suplicante emitió un agudo quejido de dolor, mientras un delgado hilillo de sangre brotó de entre sus labios. Se llevó las manos tratando de alcanzar algo en su espalda, que al girar pudieron ver que había sido impactada por una flecha en la espalda, proveniente del arquero que permanecía al lado del calvo barbudo.

Basile desenvainó su estoque, lanzándose a la pelea contra los criminales. Patrick haciendo uso de sus artes logra inmovilizar a uno de ellos mientras que Keijo, se desprende delicadamente del pequeño que portaba en brazos para lanzarse a proteger a los indefensos. (WTF!?)

Patrick aprovechando de sus habilidades a distancia, se percató que el niño que llevaba Keijo en brazos se encontraba en el suelo, por lo que, optó por tomar posición protectora a su lado, manteniendo al otro niño con el brazo izquierdo y poniendo en práctica sus técnicas sobrenaturales con el derecho.

De repente, la fuente de agua comenzó a bullir, despidiendo un vapor espeso y rebosante, fluyendo como si fuese una entidad consciente extendiéndose por el piso del lugar de forma concéntrica. Una columna de agua es expulsada con violencia de la fuente hacia el cielo, como si de un geiser de la zona se tratase. Y que, al caer el espumoso chorro de agua, mostró la presencia de una mujer de cabellos rojos vestida en pesadas ropas verdes, quien se encontraba mirando a todos lados en evidente consternación. Un breve temblor de tierra se logró sentir por unos segundos, causando el espanto del caballo que se encontraba con la carreta, alejándose del lugar, mientras que el arquero que se encontraba encima cayó ante su repentina huida.

Sus ideas y emociones se disparaban desde su cabeza y su pecho, estrellándose en medio de la garganta dándole la sensación de estarse apretando como un espeluznante y potente nudo. Los gritos cercanos la arrastraban hacía esa visión que parecía ser ahora su nueva realidad. Su vista se dirigió hacía una mujer que aullaba por el punzante toque de la muerte, la cual había tomado forma de flecha; encontrándose frente a un apuesto sujeto de cabellera color sol que cargaba en brazos un bebe. Unos hombres con espadas en mano se dirigían hacia ellos con intenciones violentas. Despabiló, tomándole solo un instante para desenvainar su cimitarra e impactando al evidente agresor. Otro hombre se encontraba unos metros más allá con un par de niños a quienes parecía estar protegiendo mientras concentraba su mirada hacía uno de los rufianes. Su instinto la hizo reaccionar, girando su cuerpo casi automáticamente lanzando otro veloz y certero golpe con su singular arma, que, si bien fue preciso, no logró detenerlo de huir del lugar.

Keijo, se abrió paso entre los sujetos a punta de su fina arma para darle alcance a Basile, quien había tomado la vanguardia contra los asesinos. Por unos segundos, logró vislumbrar una figura grande y oscura que parecía moverse entre las sombras que formaban las llamaradas circundantes, pero continuó con su recorrido.

Para esto el peculiar hombre de barba bifurcada había desaparecido, al parecer había emprendido la huida al ver que sus compinches estaban perdiendo.

Patrick mantenía dominado a su objetivo, ejerciendo mayor presión con sus prodigiosas habilidades dejándolo imposibilitado de tomar acción alguna. Al parecer su mente había colapsado ante alguna fuerza invisible aterradora. La mujer de verde se percató de estas habilidades. Sin embargo, su atención se vio desviada por una llamativa figura negra que se movía de forma particular hacía el vencido enemigo. Era un animal grande y negro, que al parecer se trataría de un burro negro, el cual se colocó al lado del aterrado ladrón para que a escasos segundos quedara inconsciente en el piso. El burro se dio media vuelta y continuo su camino en dirección a los combatientes restantes.

Basile y Keijo lograron reducir a los forajidos restantes, uno de ellos huyó y otro depuso las armas, rindiéndose incondicionalmente al verse superado. Sin embargo, cuando este ya había ofrecido ponerse a su disposición, una especie criatura negra apareció sorpresivamente al lado del malhechor, atacándolo de alguna manera extraña e instantáneamente desvaneciéndose en el aíre mientras volteaba a mirar con sus brillantes ojos a los sorprendidos aventureros. El sujeto cayó muerto al suelo.

El combate había terminado, más no la tragedia que lo había conjurado. Los aventureros se reagruparon para cambiar impresiones y coordinar las acciones a tomar. Lo primero era recuperar la carreta y ayudar a apagar los incendios según les fuese posible. Sin embargo, la atención de Basile y Patrick se encontraba en otro lado en ese momento.

En el segundo piso de una casa, lograron ver la figura de una mujer que se asomaba por una ventana, una anciana marchita con semblante doloroso, marcado por la tristeza y la desolación. Su mirada de angustia se fijó directamente en ellos, denotando un evidente clamor de auxilio sin emitir ni un solo sonido. Repentinamente, su expresión se distorsionó dando paso a un rostro de pánico, mientras era arrancada hacía el interior del lugar propalando un escalofriante grito de terror que logró oírse hasta donde ellos se encontraban.

Basile miró a Patrick, como si no diera crédito a lo que había visto, esperando una confirmación de su parte para tener claro que no había sido una alucinación suya. La expresión en el rostro de Patrick dio por válida su visión. Sin mediar mayor palabra, les grito a todos de la situación y se dirigió hacia aquella casa.

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