Un bosque oscuro de gigantes arboles los rodeaba, entre abetos y pinos, cubiertos por un moho gris que recorría sus cortezas dándoles un aspecto enfermo y agonizante. Un quejido grave se escuchó, proveniente de algún lugar en lo profundo del bosque, como si se tratase de alguna enorme criatura moribunda. Un temblor sacude el lugar y a unos metros de donde se encontraban descansando, la tierra se abrió en un gran forado. Una niebla gris se elevó de la reciente abertura, arremolinándose en el aire, mientras el hedor a muerte recorrió el lugar.
Un silencio absoluto cayó sobre ellos para dar paso al crepitar de madera, el árbol cuyas raíces habían sido expuestas por la fosa recientemente formada, había comenzado a quebrarse. Por lo masivo del árbol sus raíces habían cedido, cayendo en dirección hacía el campamento.
Con destreza, todos lograron escapar de la mole de madera que cayó entre ellos.
Al revisar la oscura abertura, les dio la impresión de ser bastante profunda, como si fuese un pozo sin fondo.
Todos se encontraban muy inquietos, pues para Keijo y Edmond, no hace mucho que habían caído bajo las garras de las nefastas criaturas que habitaban bajo la capilla de la Hermandad de la Mano Misericorde.
Para Patrick el recuerdo era más extraño, pues posterior a ser masacrados, se arrastra en su memoria una macabra epifanía, que con tan solo evocarla le escarapelaba el cuerpo.
Para Naedrik el recuerdo era más reciente, solo hacía instantes en que se recostaba para descansar bajo el cuidado de la Hermandad de Hala y en tan solo un parpadeo apareció en este siniestro bosque sin mayor explicación.
Marek, que recién se había recostado, le emocionaba saber que era lo que le ofrecería mañana Don Giovanni. Al parecer, tenía un negocio entre manos y esa expectativa no lo iba a dejar dormir. Parecíó muy complacido con el éxito de la misión, invitándolo a quedarse en una de las habitaciones de invitados.
Un escalofriante grito de terror atravesó el aire, sacándolos a todos de sus cavilaciones. A escasos metros, proveniente del bosque algo parecía moverse en dirección suya, saliendo abruptamente de entre las ramas. Un hombre corría hacia ellos, su delustrado cabello plateado se alborotaba al viento, mientras un destello de locura se dejaba entre ver en sus ojos color ámbar. Sus orejas puntiagudas denotan su origen élfico. Se encontraba cubierto de lodo, su ropa estaba rasgada y sin zapatos. Jadeante pasó entre ellos gritando – ¡Corran, Corran por sus vidas! ¡Los Treants se acercan y nos aplastaran a todos! ¡Huyan por sus vidas! –
Marek, intervino interponiéndose en su camino para tratar de calmarlo y así pueda explicarles lo que sucedía.
Ningún Treant apareció para atacarlos. Lo cual le permitió al elfo calmarse con mayor facilidad, pero se mantuvo en guardia a la espera de cualquier acto sospecho o movimiento consciente de algún árbol.
El elfo se presentó como Quallan, contándoles que él y su grupo intentaron escapar del reino mientras las fronteras se mantenían cerradas. Sus compañeros se vieron forzados a retornar por los canticos demenciales que llenaban sus cabezas. Sin embargo, él logró cruzar la frontera a Valachan, cayendo víctima de la locura. Eventualmente su paranoia lo hizo retornar al reino.
Quallan les cuenta que estas tierras están siendo invadidas por un ejército de Treants malignos, liderados por el Varon Urik Von Kharkov de Valachan. Esta más que convencido que los bosques han sido invadidos por estas criaturas y por esa razón es que está huyendo de su avanzada. Se dirige hacía el sur, a la frontera con Kartakass. El más mínimo movimiento de una rama lo hace saltar de nervios. Y los ruidos en el bosque lo ponen nuevamente en alerta.
Una vez calmado, continuo contándoles, los canticos escuchados en la frontera eran causados por los Treants invasores en un intento de sacar a los elfos del reino, facilitándole al Baron Karkhov tomar control de la tierra. De la misma manera, piensa que las grietas que se han estado abriendo son consecuencia de los Treants que han extendido sus raíces por debajo de la tierra.
Ahora que ha vuelto, se ha percatado que su memoria pareciera estar fallando, hablando vagamente y enredándose en sus oraciones..
Siendo que el grupo le había ofrecido ayuda, el ofreció compensarlos guiándolos a la ciudad más cercana, mientras se encontrase de camino a la frontera con Kartakass.
Sin embargo, la pregunta principal seguía pendiente de responder, ¿dónde se encontraban?. Marek se dirigió a Quallan preguntándole directamente por el nombre del reino donde se encontraban, a lo que el elfo mirándolo con sombría expresión le dijo - ¿No saben donde se encuentran? Aquí es donde mora la desesperanza y la desolación. Son los reinos donde muere toda esperanza, es la tierra de los espectros... estamos en Sithicus -
Marek y Patrick sabían que Sithicus era una tierra al sur de Borca, habitada casi en su totalidad por elfos. Según recordaba Marek, estos elfos vivían aislados del resto de los reinos, manteniendo cero relaciones diplomáticas y comerciales, principalmente por la xenofobia de sus habitantes.
El ruido de ramas moverse llamó nuevamente la atención de todos, pues por el mismo camino por donde vino Quallan, apareció una criatura cornuda de casi tres metros, con el aspecto de una especie de insecto, como si se tratase de una cucaracha gigante.
El grupo le hizó frente a la criatura, mientras que Quallan entró en pánico al no tener idea de donde esconderse.
Con algo de esfuerzo lograron someter al gran insecto. Sin esperar mayor tiempo, empacaron sus cosas y tomaron a Quallan para que los guiase por el camino a través de este bosque nocturno.
Transcurrido un par de horas, delante suyo, escucharon una voz grave y rasposa maldecir. Los gritos de un hombre eran escuchados por encima de los gemidos y suplicas de misericordia. Y a su vez, un extraño traqueteo estaba repicando.
- ¿A que se refieren con que no recuerdan haber visto al fantasma de la mujer? La última vez que hablamos, parecían estar bastante seguros del lugar donde la vieron. Y ahora de repente, lo han olvidado. Bueno, quizás esto les refresque la memoria. - el sonido de metal golpeando la carne se hizo presente, al mismo tiempo en que una mujer gritó aterrorizada.
El grupo con cierta inseguridad decidió intervenir, contemplando una terrible escena. Un grupo de esqueletos se encontraban golpeando lo que debió ser un elfo, mientras otros dos, una mujer y hombre, gritan aterrorizados.
Un Enano fornido de aspecto salvaje se encontraba de pie frente a ellos, mirando con placer el ensañamiento contra el elfo. El Enano se percató de la presencia del grupo y les vociferó mostrando sus afilados dientes - ¿Quiénes son ustedes? ¿Qué hacen aquí? Si lo que buscan son problemas, los acaban de encontrar - haciendo una señal a los esqueletos que lo acompañaban, apuntó con una de sus afiladas garras al grupo.
Con cierta facilidad lograron someter al grupo de esqueletos, quedando solo el Enano salvaje, quien rugía de frustración al ver derrotado a sus esbirros.
El grupo se acercó para hacer frente al jefe, mientras Marek ágilmente rodeó un árbol para posicionarse en terreno que lo favorezca, ubicándose detrás del Enano.
El primer golpe asestado contra el Enano fue brutal, Marek lanzó un certero y poderoso golpe por la espalda, atravesando al fiero adversario. Keijo y Edmond hicieron lo propio lanzando letales golpes directos al cuerpo del enemigo.
El Enano cayó de rodillas al piso y rugió con furia al cielo nocturno como si estuviese exigiendo ayuda al siniestro bosque. Bajó la mirada, contemplando a los enemigos que tenía frente suyo, dando paso a una abominable transformación. Sus rasgos se volvieron más salvajes, como si se estuviese convirtiendo en un animal, un hibrido entre enano y tejón. Las heridas causadas por los ataques empezaron a sanar rápidamente y el panorama se puso más nefasto para el grupo.
Patrick, lanzó una ráfaga de energía hacia la criatura, lo que sí pareció causarle algo de daño, pero no tenía el suficiente repertorio como para hacerle frente.
Marek, tomó rápidamente a la elfa y la arrastró en dirección al grupo, mientras ella gritaba por su esposo y su hermano.
Edmond y Keijo retrocedieron al ver que sus armas no le causaban mayor daño, mirando en todas direcciones buscando la mejor ruta de escape.
Naedrik tomó a Quallan por el brazo y lo puso en pie de un tirón para emprender la huida. La licantropía era algo contra lo que uno debía estar mejor preparado y en este momento no tenían forma de como hacerle frente a este adversario, sin embargo, intentaría detenerlo lo suficiente como para facilitarles el escape. Invocó el poder de la madre Tierra para que acudiese en su auxilio, extendiendo sus ramas hacia el enano, enredándolo.
Naedrik fue la primera en verlo, otro esqueleto con aspecto más amenazador que los que enfrentaron inicialmente, se encontraba de pie a varios metros de ellos, por el camino que pensaban seguir, mirándolos desde sus vacías cuencas, como si estuviese evaluando la situación de intervenir o no en ayuda del Enano.
Keijo y Edmond, vieron a otro esqueleto con armadura y espada aparecer a algunos metros de ellos, como si saliese de entre las sombras.
Patrick, sintió la gélida presencia de otro esqueleto guerrero aproximarse hacía él.
Estaban siendo rodeados. Se agruparon casi al centro de dicha intersección y tomaron todos la vía que les pareció libre, internándose en la oscuridad del bosque.
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