Marek, dio un paso al frente, apuntando su arma hacía el caballero de la rosa. – Lord Soth, te reto a combate – luchando por mantener lo más posible la expresión de seriedad y valentía en su rostro.
Kitiara miró a Soth, apoyando una mano en su hombro izquierdo. Se dio media vuelta, enfundando su espada y se dirigió a su pesado sillón.
El resto del grupo notoriamente consternado, miraba incrédulo la decisión que Marek había tomado, pero en cierta manera también aliviados al no tener que enfrentarlo todavía. Era un suicidio.
Todos tomaron sus posiciones. El dragón azul mantenía la mirada con aburrido interés en los combatientes mientras masticaba los restos del derrotado Lord Pal.
Kitiara levantó la pañoleta azul y descendió la mano sin mediar palabra para dar inicio al combate.
Soth sonreía confiadamente al ver a su contrincante. Marek, dio el primer paso lanzando un golpe, pero no tuvo suerte en atinarle, retrocedió y se alejó haciendo uso de sus agiles movimientos. Soth avanzó imperturbable hacía él.
Los otros soldados coreaban el nombre de Soth, alentándolo a terminar rápidamente con tal atrevimiento.
Marek, concentrado, lanzaba un golpe tras otro y retrocedía alejándose, procurando evitar el contrataque. Poco a poco, la gente parecía impacientarse, abucheando al soldado. La diferencia de poder era inmensa. Sin embargo, la huidiza estrategia del soldado, parecía tener una finalidad, la cual comenzó a dar frutos, pues Soth, comenzaba también a impacientarse. Al parecer se había cansado del juego del gato y el ratón, pues Marek, con cada golpe que fallaba, lo complementaba con sendos improperios e insultos a su persona, a su honor.
Soth lanzó un mandoble que golpeó al soldado, haciendo retener el aliento a todos en su grupo, pero este, tambaleante, se mantuvo aún en pie continuando con las provocaciones hacía su contendor.
Soth ya había perdido la paciencia, especialmente debido a la suerte que ese enclenque soldado había tenido evitando sus golpes. El enfrentamiento duró unos minutos más hasta que Soth no toleró más sus agravios, reaccionando instintivamente con uno de sus devastadores ataques. La enfundada mano derecha se había encendido en llamas, Marek sabía lo que venía a continuación, atinando a solo cerrar los ojos. Con un chasquear de dedos una onda esférica de llamas explotó, cubriendo al joven soldado, dejándolo carbonizado.
El silenció cayó como un bloque de plomo en el lugar, al ver que el aspecto regio de Lord Soth el caballero de la rosa, daba paso a una figura quemada de armadura oscura casi fundida, en cuyas cuencas oculares solo flotaban dos puntos brillantes naranja.
Tanto Kitiara como los soldados se pusieron en alerta al reconocer la espectral figura que se había hecho manifiesto.
El resto del grupo, aún sorprendido con lo sucedido, se alistó para hacer frente a lo que estaba por venir, cuando de repente una densa niebla cubrió todo y se vieron nuevamente en el gran salón del castillo con los espejos al rededor. Al voltear a ver el trono, contemplaron que el caballero oscuro se había puesto en pie, permaneciendo en ese lugar. Su mano esquelética descansaba en la empuñadura de su larga espada mientras sus llameantes ojos naranja escrudiñaban el cuarto. Cuando su mirada se posó sobre ellos, su boca ennegrecida comenzó a moverse, escuchándose débilmente unos susurros incomprensibles.
De repente un par de soldados cadavéricos se hicieron presentes de entre las escaleras, clamando en un escalofriante eco que pretendía ser su voz - ¿Quién vive? -
El grupo sin darles tiempo a mayor cosa se abalanzaron sobre ellos, luchando con avivada pasión al ver que podía superarlos con facilidad y antes de que pudieran dar aviso a refuerzos, pero esa impresión demostró no ser completamente cierta, pues lograron causarles cierto daño.
Antes que los guardias cayeran se hicieron presente dos adversarios más, que si bien, también formaban parte de las huestes de muertos vivos, se veían con un aspecto de ser de un mayor desafío.
La lucha fue encarnizada, pues resultaron más rápidos, agiles y fuertes, para ser un par de cadáveres achicharrados, siendo que parecían formar parte de la guardia personal de Lord Soth por los rastros de los relieves carbonizados en sus pechos de las figuras de Coronas.
Keijo y Naedrik cayeron durante la pelea no sin antes dar muestra de su ferocidad, pero el enfrentamiento concluyo a duras penas con los demás también afectados.
Debian reponer fuerzas, pues ya sabían que estaban ahí y lo que sea que estuviese por venir parecía ser cada vez más fuerte.
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