Tras
el único espejo activo se vislumbraba una estrecha calle cubierta de humo oscuro. Los edificios cercanos eran iluminados
con una tenue luz roja, formando figuras amenazadoras que surcaban las sombras
que se formaban. Se escuchaba débilmente el choque de metal contra metal así
cómo desgarradores gritos de agonía.
Todos se concentraron en el reflejo en el espejo, siendo transportados a una
estrecha calle cubierta de humo negro, que hizo les ardiera los ojos y filtrándose
en sus pulmones. Una casa cercana se encontraba en llamas, mientras figuras amenazadoras se abalanzan en las sombras. Por encima de sus cabezas, escuchan
el poderosas aleteo de alas. Cerca de ellos el sonido de armas chocando resonaban, dando paso a gritos agonizantes.
El grupo representaba a un grupo de defensores
de Palanthas, con aspecto distinto al de ellos, que debían proteger a los
habitantes de la ciudad, haciendo uso de todas sus habilidades.
Ante ellos, una figura tambaleante se
acercaba. Un caballero medio elfo usando una armadura de placas y malla, con el
diseño en relieve del Kingfisher. Una corona dorada rodeaba su frente. Con
dificultad llevaba una espada en su mano y en la otra una rosa negra.
Suavemente besó la flor – Kitiara, mi
amor – gritó con dificultad – este
día, peleo por ti –
El caballero levantó la mirada y vio al grupo - ¡Mis amigos! - les gritó – Ahí están. Únanse a mi y luchemos o Palanthas caerá sin duda. –
De repente el viento cambió de
dirección, apartando el humo de la calle con rapidez. Un hombre rubio con largos
bigotes, con hombros amplios. En su sobrevesta el emblema de la rosa rosa
resaltaba.
Levantó un puño, retando al medio elfo.
– Tanis – le gritó – ¡Prepárate a morir! ¡La corona del poder y
Palanthas caerán ante mi este día! –
Conforme hablaba, seis criaturas
humanoides aladas aterrizaban detrás de él, en la calle, desenfundando aserradas
espadas.
El medio elfo notoriamente preocupado,
logra mantenerse firme. – Lucharé
contigo Lord Soth, acorde al Código y la Medida –
El otro caballero esbozó una retorcida
sonrisa mientras levantaba su espada. Una gran ave negra pasa por encima de él,
moviendo ligeramente sus cabellos. – Atravesar–
grazna - Atravesar – perdiéndose en
el humo.
Soth avanza.
Tanis
con dificultad se abalanza hacía Soth, para enfrentarlo y poner a prueba su
honor. El grupo dispuesto a ayudarlo es interceptado por las aladas criaturas
reptilianas.
El cruento choque entre ambos grupos estuvo parejo, incluso cuando descubrieron alarmados que los llamados Draconianos se convertían en un bullente charco acido verdoso al momento de ser vencidos, en un ultimo intento de arrastrarlos con ellos. Esto los desbalanceó en un principio, afectando mortalmente al lobo convocado por Naedrik, pero lograron mantenerse en la lucha.
Sin embargo, a Tanis no le iba mejor que a ellos, pues no se encontraba en buen estado cuando lo encontraron y aún así, decidió hacerle frente a Soth. Razón por la cual, Marek, optó por ir en su ayuda, rodeando la calle en la que ambos grupos se enfrentaban, pues bloqueaban la ruta directa.
Tanis
yacía en el piso, mientras Soth reía satisfecho ante su inminente victoria.
Marek buscó flanquearlo, pero Soth logró superarlo.
El
resto del grupo se dirigió también a ayudar a Tanis, mientras dejaban atrás a
uno de los Draconianos sobrevivientes. Otro Draconiano había seguido a Marek para
enfrentarlo aterrizando frente a él.
La pelea contra Soth no parecía ir a buen puerto. La diferencia de poder era sobrecogedora, sin embargo, la suerte parecía ocasionalmente ponerse de lado del grupo, logrado asestar sendos golpes importantes, pero la paciencia del Caballero de la Rosa pareció llegar a su fin, especialmente al momento que un descuido le hizo cometer un vergonzoso error en combate. Toda el aura que rodeaba a un Soth idealizado en brillante armadura y cubierto de encanto, se fue evaporando entremezclándose con el oscuro humo del lugar, dando paso al escalofriante caballero de la muerte que es actualmente.
El
caballero murmuró unas palabras mientras estiraba su brazo, para terminar en un
chasquido con sus dedos. Keijo lanzó un agónico y escalofriante grito desplomándose
muerto en el piso.
Sus
compañeros vieron con espanto caer a Keijo, tomándose unos segundos antes de
lanzarse nuevamente en combate con renovado brío.
Soth
miraba a los soldados, atacándolos desesperadamente, incluso Tanis se había
puesto en pie gracias a la atención de uno de ellos. Pero no tenía tiempo para
más, pues algo había buscado llamar su atención y debía saber el por que.
Levantó
una vez más su enfundada mano en llamas y de un chasquido una bola de fuego
recorrió el lugar cubriéndolos a todos.
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